Un artículo sobre la visita del Oceanográfico de Valencia durante el viaje de curso, de Anouk Strese, Su Zübert (LK Spanisch Q2, Fr. Schubert).
Todavía no es mediodía y ya hace casi 30 grados. No hace más calor que en los últimos días, pero hoy no estamos al abrigo de los árboles (im Schutz der Bäume) en las calles del centro de Valencia, sino bajo el sol brillante, aquí en las modernas instalaciones de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Después de una caminata corta, llegamos a nuestro destino.
El complejo parabólico (parabelförmige Anlage) de cristal y hormigón (Beton) parece una gran concha en la entrada del Oceanográfico.
El Oceanográfico de Valencia se inauguró en 2003 y tiene una superficie de 110.000 metros cuadrados. Con sus diferentes acuarios que contienen un total de 42 millones de litros de agua, es el mayor oceanario de Europa. Está dividido en zonas climáticas y alberga más de 45.000 animales. Cada año lo visitan casi 1,4 millones de personas.
Además de los animales habituales del acuario –cangrejos (Krabben), peces cirujano (Doktorfische) y caballitos de mar (Seepferdchen)–, uno se fija rápidamente en los grandes mamíferos marinos (Meeressäuger) que normalmente no se ven: narvales, delfines y tortugas marinas.
Otro aspecto interesante son los carteles informativos que explican los hábitos alimentarios (Essgewohnheiten) y los hábitats de los animales, así como el cambio climático y la protección del medio ambiente. Se recomienda separar la basura y usar el autobús en lugar del coche. También hay una escultura hecha de basura que llama la atención sobre la contaminación de los océanos. Y antes de que empiece el espectáculo de delfines, se muestra al público un vídeo sobre concienciación medioambiental (Umweltbewusstsein). El Oceanográfico se presenta, por tanto, como muy comprometido con el medio ambiente.
Pero, ¿hasta qué punto pueden ser respetuosos con el medio ambiente los acuarios? ¿Y está justificado mantener animales salvajes?
Estas preguntas fueron parte de nuestro trabajo durante la visita. Hablamos con varios empleados, pero la mayoría solo habló en general sobre la protección del medio ambiente, sin comentar los aspectos problemáticos de los acuarios. Sin embargo, estos existen.
En primer lugar, el funcionamiento de un acuario requiere mucha energía. Varios aparatos de iluminación, control de la temperatura y filtrado del agua trabajan sin parar, a toda velocidad. Por ejemplo, el Ozeaneum de Stralsund consume unos 1.750 mWh al año, lo que equivale al consumo energético anual de 500 hogares. Pero el Oceanográfico, con una superficie diez veces mayor, podría necesitar más de 20.000 mWh, suficiente para abastecer a 6.000 hogares.
Y como esta energía se genera principalmente quemando combustibles fósiles (fossile Brennstoffe) como petróleo o carbón, se liberan gases de efecto invernadero (Treibhausgase), lo que daña al medio ambiente.
Asimismo, el transporte internacional de los animales causa emisiones adicionales de CO₂. En los acuarios siempre hay una gran variedad de peces que admirar: peces tropicales a pocos metros de peces de aguas frías. Justamente este contraste es lo que hace tan interesante la visita, pero también es la razón por la que los acuarios son dañinos para el medio ambiente. Porque estos animales recorren miles de kilómetros hasta llegar al acuario. En el caso de los animales grandes, como las ballenas, el transporte requiere vehículos especiales o incluso aviones. Una beluga, por ejemplo, que viaja desde Alaska hasta Valencia, recorre unos 9.000 km, liberando 63 toneladas de CO₂. Eso corresponde al consumo anual de CO₂ de doce personas.
Además de este impacto ambiental, los acuarios a menudo son una amenaza para el bienestar animal. En términos de espacio y recursos, no es posible ofrecer a todos los animales un hábitat como el que tienen en la naturaleza. Aunque se intenta garantizar una cría (Zucht) adaptada a la especie, los grandes mamíferos marinos sufren especialmente por la falta de espacio y actividad. En libertad, las belugas viven en grupos de entre 5 y 20 congéneres (Artgenossen) y recorren cientos de kilómetros cada año. En un tanque de pocos metros cúbicos, donde viven en grupos de 4 o 5, no pueden hacer nada de eso. Estas restricciones pueden causar trastornos psicológicos (psychische Störungen) y acortar su esperanza de vida.
Otro aspecto es que la forma en que se capturan a veces los animales puede causarles heridas y mucho estrés. También se daña el hábitat natural. Por ejemplo, las grandes redes utilizadas para capturar peces dañan los arrecifes de coral (Korallenriffe), lo que pone en peligro a muchas otras especies.
Pero los acuarios también pueden tener efectos positivos para los animales. Algunas especies en peligro de extinción (vom Aussterben bedroht), como el cíclido Mangarahara (Mangarahara-Buntbarsch), pueden ser criadas en acuarios de forma adecuada, protegidas de sus enemigos, y así garantizar su conservación a largo plazo. Además, el Oceanográfico tiene una fundación para animales marinos varados (gestrandete Meerestiere), donde se rescatan y cuidan animales como tiburones, tortugas o ballenas, antes de liberarlos de nuevo tras una recuperación satisfactoria.
Otro aspecto positivo que mencionaron muchos empleados es la labor educativa. Para los niños, los acuarios son una gran oportunidad para conocer nuevas especies y entusiasmarse (sich begeistern) por los océanos.
Sin embargo, todos estos aspectos positivos no compensan el daño ambiental y el sufrimiento de los animales. No tiene sentido rescatar a algunos animales si, al mismo tiempo, se atrapa y daña psicológicamente a otros. Tampoco tiene sentido enseñar a los niños a amar la naturaleza mientras se destruye su hábitat. Los animales en peligro no necesitan acuarios enormes con espectáculos de delfines, sino centros de rescate que realmente los protejan. Sería terrible que, en el futuro, los peces, ballenas y tortugas solo pudieran vivir en acuarios porque el océano ya no les ofrece un hogar seguro debido al calentamiento global y la destrucción de los ecosistemas.
Por supuesto es impresionante ver de cerca a estos animales, pero en la mayoría de los casos, los acuarios son principalmente una cosa: un lugar donde se derrocha (verschwenden) energía y donde los animales sufren.